La ciudad que nunca duerme

Las Palmas Años 50 y 60

Así se llama la zona más concurrida de esta ciudad, todos vamos allí; a diario vemos gente pasar de todas las edades y me quedo mirándolas fijamente buscando un parecido entre unos y otros, todo se torna nubloso cuando empiezo a pensar en cómo estas personas influirán en el desarrollo de una mejor sociedad y un mundo mejor.

Aquí viene gente de toda clase, uno ve gente de todos los estratos sociales pero sin embargo hay personajes que se destacan y de ellos precisamente es de quien voy a hablarles.

El primero de ellos es Jackson Pollock un joven como muchos otros pero con algo diferente y este era su gusto por el arte y pro probar nuevas técnicas, el me decía que no le gustaba mantener los estilos que venían de años atrás y que soñaba con crear un nuevo estilo, el venia todos los lunes y se sentaba a pintar aquí en el parque, traía un montón de pinturas y lienzos viejos, y duraba toda la tarde sentado ahí intentando hacer algo, yo lo miraba de reojo para que no pensara que le quería robar o algo así, pero sucedió algo muy extraño: él se puso las manos en la cabeza como alterado y boto el lienzo al suelo, luego se puso como loco a botar las pinturas en el lienzo y con un palo empezó a mezclar todo en aquella tela, yo estaba confundido pero luego me di cuenta que eso era lo que había estado buscando, la manera de crear un estilo propio, la gente que iba caminando se detenía a observar lo que sucedía, yo no pude evitar la curiosidad y acudí rápidamente a ver aquel lienzo que estaba en el piso. Cuando llegue me quede asombrado al ver lo que había hecho este hombre, finalmente había logrado su obra como la había planeado, allí entre la multitud estaba un joven que empezó a tocar el trombón desenfrenadamente como símbolo de celebración y la gente empezó a aplaudirle porque lo hacía muy bien, recuerdo que se llamaba Glenn Miller, era un astro del trombón, se puede decir que tocaba como los dioses, la gente empezó a seguir caminando y allí solo quedamos Glenn, Jackson y yo.

La noche caía y las sombras empezaban a nacer en el parque, el azul que había en el cielo se había convertido en un degrade a negro esplendido tal y como se veía en la pintura de Jackson, era realmente bella, recuerdo que ese día Glenn fue en busca de unos cigarrillos y empezamos a hablar sobre como el parque se había vuelto muy cultural y como la gente iba en busca del espectáculo todas las noches.

Glenn saco su billetera y nos mostro algunas fotografías en las que salía en el ejército y nos conto que allí formo una banda y como eran tan buenos músicos, los llevaron a Europa a tocar para los soldados que iban a luchar en la guerra como símbolo de apoyo, también había fotografías en las que salía tocando en diferentes bares de la ciudad acompañado de muchos músicos, al parecer era muy bueno en lo que hacía ya que era muy popular.

Estábamos sentados allí los tres cuando de pronto un Joven se nos acerca y nos pide candela, vestía un saco negro y bufanda algo que nos parecía muy extraño ya que estaba haciendo calor, Glenn le prendió su cigarrillo y sin ningún preámbulo se sentó junto a nosotros, el comenzó a preguntarnos qué hacíamos en el parque de noche un Lunes a lo que nosotros respondimos con la misma pregunta, el se empezó a reír y dijo “ es cierto, yo que estoy haciendo aquí” todos nos empezamos a reír y el se puso serio, comenzó a hablarnos de sus obras ya que era un poeta, su nombre era Juan Gelman y nos conto que vestía ese abrigo porque debajo de él se encontraban sus más preciadas intimidades, a lo que todos quedamos confundidos, el nos explico que sus obras se basaban en un estilo intimista y pues eso también iba en la pinta.

La noche seguía su curso y ya éramos cuatro allí sentados, entre risas y agasajos llamábamos la atención de mucha gente que todavía pasaba, pero eso no importaba, nos habíamos convertido en grandes amigos con tan solo unas horas de habernos conocido.

El alcohol no nos podía faltar así que nos paramos y fuimos en busca de unos tragos, nos sentamos en la esquina de la “uva” así era llamada esa zona ya que las palmas era rodeada de zonas con el nombre de frutas, y todas formaban el barrio conocido como la gran canasta.

La uva era conocida por ser la zona del alcohol, allí se repartía el alcohol de toda la canasta así que encontrábamos de todos los tipos de licor, en la zona había poca gente debido a que era lunes y nosotros sentados en circulo empezamos a hablar de nuestras familias y de nuestras vidas, lo que llamaríamos como conocernos.

Un Joven que iba pasando por la acera de enfrente se cayó, lo que nos causo mucha risa además de que el alcohol ya se nos iba subiendo a la cabeza, Juan corrió a ayudarle a levantarse a lo que el acepto agradecido, él le pregunto que si se podía quedar con nosotros mientras lo venían a recoger, a lo que Juan accedió, los dos se sentaron nuevamente en el circulo, el se presento como Leonard Cohen era un extranjero de familia judía que estaba de paso por la ciudad, le habían dicho que la gran canasta era un barrio muy nombrado en Canadá que era de donde venia, a lo que nosotros contestamos con un si en coro.

Ya era de madrugada cuando después de departir temas de toda clase, nos conto que después de escribir varias obras y de hacer giras con su música decidió irse a un centro de meditación y ordenarse como monje Zen, que había ido de vacaciones a New York y que definitivamente la ciudad había cambiado su manera de pensar con base en la vida nocturna de la mayoría de las ciudades, el aclamaba “ es que acaso ustedes no piensan dormir” y nosotros le contestamos,” “tú no sabes que estás sentado en la ciudad que nunca duerme!”

Reportaje hecho por

Norberto Fabián Díaz D

Periodista del magazín “arte y música en América”